Salida de campo- Visita a Abastos
Para muchos
el día empieza con la luz del sol, pero para otros empieza sin ella. En la cardinal
plaza de mercado de la capital, Corabastos, se
empieza a trabajar desde las
11:00 PM, llegué aproximadamente a esa hora junto con mi compañera Michelle,
que anteriormente habíamos visitado la URI (unidad de reacción inmediata) de Paloquemado. Decidimos visitar ambos
lugares porque ella tenía acceso a las
Uri y yo a Abastos .
Nos dirijmos o muy tarde o muy temprano a la principal plaza de mercado de Bogotá. Llegamos a las 12 de la madrugada, pues como lo dije anteriomente allí se empieza a trabajar desde las 11 de la noche. Mi primera impresión del lugar (antes de ingresar) es que todo estaba muy bien organizado. Camiones en fila, poca basura y mucho menos ruido del que esperaba.
Hablé con uno de los conductores, amigo de mi papá, que transportan comida, . El me contó que el acceso por vía peatonal es más complicado que en los carros de carga. Mi amiga y yo nos subimos a su camión y procedimos a entrar. Aún no podía creer que fueran aproximadamente las 11 de la noche y en aquel lugar se vieran personas trabando como si fueran las 11 de la mañana.
La primera impresión
que había tenido del lugar se desvaneció entre gritos, correrías de la gente y
algo de basuras en el piso. Llegamos a la puerta de la bodega número 3, Omar,
el conductor del camión que nos ayudó a entrar de forma desapercibida comenzó a
descargar su camión, lleno de Tomates traídos desde Boyacá.
Mientras el
descargaba el camión pude notar que unos muchachos se acercaron a hablar con
el:
- Patrón ¿le ayudamos?, escuché.
Pude notar que Omar,, el conductor del camión, lo pensó por un momento pero al final bajo la cabeza como signo de aprobación, así que estos muchachos procedieron a ayudarle bajando los bultos de tomate.
En realidad no les había prestado mucha atención a esos muchachos hasta que escuché a uno de ellos hablando acerca de una tarea de matemáticas, lo cual llamo mi atención y la de Michelle. Nos acercamos a él y nos contó que tiene 16 años y que estudia por las tardes. Cuando le pregunté que hacia allí a esa hora me dijo que acompañaba a su madre que vende tintos a las afueras de Corabastos “prefiero venir acá y ganar algo de plata a quedarme en la casa acostado o sentado al lado de mi mama sin hacer nada viendo como la plata no nos alcanza para comer”, afirmó Kevin.
Después de
pasar un rato hablando con Kevin, note que en la bodega de al lado había una
niña ayudando a su madre realizando las
facturas de los fletes para los camioneros. Yo solo me quejaba del terrible frio
mientras que mi amiga se sorprendia al ver a aquellos niños a esas horas en ese
lugar.
Mientras
hablabamos con ella, me tomaba un tinto, pues como ya dije no podía con el frio,
también noté que el vestuario de la gente, a las 3 de la mañana, eran esqueletos y blusas, en el caso de las
mujeres. Muy desabrigados para el clima. Otros, en cambio, si estaban de ruana. Entre gritos y correrias me di cuenta que aunque muchos estemos durmiendo a esa hora otros están siendo sumamente productivos.
La visita a
ese lugar y las Uris se resumió en: nada es como lo imagino. Todos siempre
tendemos a imaginarnos las cosas a partir de estereotipos, pero
lo cierto es que la experiencia de estar en algún lugar cambia por completo los
estereotipos que tengamos de este y nos afronta con la realidad.
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